Blog de la Escuela de Educación Infantil José Zorrilla donde iremos incluyendo toda la información, noticias y cuantas cosas creamos necesarias e interesantes para educar en igualdad.

domingo, 20 de septiembre de 2015

#7N LA ESCUELA TIENE QUE ESTAR.

¡Qué está pasando! ¿Alguien en su sano juicio puede mantener el ánimo tranquilo ante las alarmantes cifras de mujeres asesinadas a manos de hombres con los que supuestamente mantenían o mantuvieron relaciones afectivas?
La escuela educa, educa a niñas y a niños, se horroriza ante la violencia e intenta, con mayor o menor acierto, no perpetuarla. Eso pone, al menos, en nuestros planes de centro, programaciones y memorias varias.
Pero a la escuela siempre le acecha el futuro y siempre se ve aplastada por el obstinado presente.
Es angustioso pensar cuántos de esos niños de hoy serán los maltratadores de mañana o quiénes de estas niñas serán sus víctimas, pensar que pasaron por nuestras aulas, que escucharon nuestros cuentos, cantaron nuestras canciones y jugaron a nuestros juegos.
Es angustioso sospechar que hemos podido perder la capacidad de alarmarnos y que por ello solo veamos en un tobogán el peligro de caída y no apreciemos como un aprendiz de Tarzán lanza su grito afianzándose como un pequeño macho alfa mientras impone su fuerza a todo aquello que ya se manifieste débil ante su cuerpo.
Que solo apreciemos los colores y la vistosidad de un cuento sin atisbar el peligro de su sutil (a veces ni eso) contenido.
Que nuestros juegos sigan siendo la supremacía de lo más, y no de lo cooperativo
Que nuestras canciones nos impongan, ya, modos de vida adulta porque hasta la música infantil se está perdiendo en la escuela.
Será el mejor porque empuja, porque llega primero, porque habla más alto, porque insulta con palabras más gruesas. Pronto dirá que tiene una novia y reiremos la gracia y peleará con otro pequeño Tarzán por su Jane y llorará y se sentirá perdido cuando su chica le rechace o simplemente no quiera jugar con él; y volveremos a reír la gracia y mientras le enseñaremos, a ella, a pavonearse, a ser la más bella, la más princesa, la más sexy, la vestiremos con ropas imposibles y la hipersexualización empezará a hacer de las suyas.

Poco a poco les habremos robado la infancia y cuando queramos darnos cuenta (el mañana está ahí mismo) les tendremos zambullidos en la adolescencia con tantas inseguridades que se hace difícil pensar que sean capaces de saltar a la vida.
Y lo más triste es que somos víctimas y verdugos, que participamos de esta sinrazón buscando a ciegas responsables para culparles de lo que ocurre, sin asumir el papel que nos corresponde en esta enorme función.

También se alzan voces que dicen "¡estamos en contra de todas las violencias!" y así nos vamos sacudiendo el molesto machaconeo de la violencia de género, esa que nos resulta incómoda porque nos atiza en el epicentro de lo más ancestral.
A nadie nos gusta el dolor, quisiéramos acabar con él, pero un dolor de muelas no se trata igual que uno de huesos, y lo primero que se necesita conocer son las causas que lo generan.

Cada una de esas mujeres, que son asesinadas por hombres que dicen amarlas, son víctimas de un acto violento, no hay duda, pero cada una de ellas padece una violencia estructural derivada del hecho de ser mujer. Y solo por eso, porque nos han enseñado a asumirlo, nos cuesta tanto intervenir, y por eso hay quien sigue pensando que son hechos aislados que pertenecen al entorno privado y por eso seguimos cerrando los ojos y mirando para otro lado.

Tal vez, para entenderlo, solo hay que hacer el camino hacia atrás, el asesino y su víctima tuvieron una infancia ¿En qué momento se produjo la fractura? ¡Ahí es donde hay que detenerse! Todo fluye, nada surge porque sí, asumamos la parte que nos toca y dejémonos de buscar excusas.

Por eso el #7N la escuela tiene que estar presente.

Begoña Álvarez Moratinos
(Maestra de la escuela)

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